Muro
del coro
Este
conjunto recoge principalmente algunos de los milagros de
Santa Eulalia. A través de 16 escenas se nos hace patente
el poder sanador de la Mártir. En el centro, la imagen
de la Virgen del Carmen redimiendo a las ánimas del
Purgatorio, en la parte superior las Puertas del Cielo flanqueadas
por San Pedro y San Pablo
Muro del Evangelio
Se inicia el recorrido por este paramento con una serie de
escenas de santos eremitas, algunas de ellas ocultas por el
órgano (en la franja inferior, Santos Antonio y Pablo,
ermitaños; eremita ante un crucifijo. En la parte superior,
la comunión de San Simeón; Santa Otilia).
Tras
el órgano, nos encontramos con las escenas que nos
relatan la Vida, Pasión y Muerte de Cristo. En esta
parte, en concreto, aparecen, en la franja inferior: Cristo
despidiéndose de las Santas Mujeres, el Lavatorio de
los pies y la Última Cena. En la franja superior: Ecce
Homo; Jesús Nazareno con el Cirineo y la Verónica;.
El Enclavamiento; el Calvario. A continuación aparece
la puerta que está decorada ficticiamente con puntas
de diamante en casetones. En el intradós del arco de
dicha puerta, nos encontramos con dos ángeles que portan
un cartel en el que se puede leer «Loor a Santa Eulalia»,
se acompaña esta decoración con los símbolos
de Santa Eulalia, en una parte y el Evangelio, la Cruz y azucenas,
en otra. En la base de este arco aparecen dos cartelas en
las que se relata el momento histórico en el que Santa
Eulalia sufrió el martirio. Sobre el arco de la puerta
aparecen las escenas de: el Descendimiento; Santo Entierro;
la Bajada al Limbo.
Tras
superar el arco de la puerta nos encontramos, en la franja
inferior: el Lavatorio de Pilatos; la Flagelación;
la Coronación de Espinas; la Virgen con el Niño
entregando rosarios a Santo Domingo de Guzmán y a Santa
Catalina de Siena. En la franja superior de este sector, están
representados: la Resurrección; la Aparición
de Cristo a su Madre; y, El Buen Pastor. De este modo llegamos
al retablo fingido de rasgos clasicistas con frontón
quebrado y columnas pareadas. La imagen de San Francisco es
actual.
Continúa este paramento con algunas escenas de
la vida de San Francisco de Asís:
Escena
1ª
San Francisco en oración y la Virgen le coloca al niño
en los brazos y al fondo San Francisco, subido en un asno,
da limosna; Al estar el convento en llamas la oración
de Santa Clara hace remitir las llamas.
Escena
2ª
Un serafín imprime la llagas a San Francisco y la estigmatización
de San León. Se le aparecen a San Francisco en oración
San Pedro y San Pablo y le entregan las llaves del Cielo.
Escena
3ª
Estando san Francisco a la muerte bendijo a todos sus frailes
y cruzados los brazos se lanzó en tierra y su alma
fue llevada a los Cielos en figura de estrella.
Escena
4ª
Al glorioso San Francisco por la intercesión de la
Virgen María le concedió Jesús el Jubileo
de la Porciúncula y le dio virtud para lanzar los demonios
de los cuerpos de los endemoniados.
Tras
estas escenas franciscanas aparece, para concluir este muro,
una representación del apóstol Santiago en la
mítica batalla de Clavijo.
En esta zona de la ermita se encuentra un retablo policromado
y dorado, obra del siglo XVII, dedicado a la advocación
del apóstol Santiago.
Arco toral
Este arco se abrió a finales del siglo XVII para ampliar
la ermita y en él aparecen en los salmeres de ambos
lados del muro dos santos mercedarios: San Pedro Nolasco en
el del lado izquierdo y San Ramón Nonato en el lado
derecho. Además se encuentran sobre fondo marmorizado
los tondos con los bustos de Jesús y de María.
En la parte central de este arco dos ángeles sostienen
el escudo de Totana. Estos trabajos fueron realizados por
el pintor Francisco Heredia.
La ermita se cierra con un artesonado de madera de estilo
mudéjar realizado probablemente por carpinteros lorquinos,
discípulos de Esteban Riberón que había
realizado el de la iglesia parroquial de Santiago de Totana.
Se trata de una armadura de par y nudillo en forma de artesa,
con cinco tirantes calados y lazos de a ocho.
En
el Presbiterio encontramos un retablo barroco, tallado a principios
del siglo XVIII por Jerónimo Caballero y dorado en
1737 por el artista totanero, Silvestre Martínez Teruel.
Este retablo precede al camarín, espacio donde se encuentra
la imagen de Santa Eulalia y al que se accede por una pequeña
escalera, cuyos muros están decorados con motivos vegetales.
Tras el muro del retablo y en la parte superior de la puerta
de entrada a la escalera del camarín se encuentra representada
la figura de San Francisco Javier.
De los dos altares que existen a ambos lados del Presbiterio,
el de la Inmaculada acoge una hermosa talla, obra de autor
desconocido. Está realizada con una delicada traza,
en la que se perciben influencias de la escuela granadina.
En el altar de la izquierda estuvo colocado un lienzo representando
el Entierro de Cristo (en la actualidad se puede contemplar
en el museo del Santuario).
Los frontales de los altares del presbiterio son lienzos realizados
con bastante probabilidad en el siglo XVIII. Es de destacar,
por su finura y belleza, el correspondiente al altar mayor.
La delicada moldura que lo enmarca es de una cuidada talla
y exquisito dorado.
A ambos lados del retablo mayor se encuentran dos ángeles,
a modo de atlantes. Aparecen envueltos en una decoración
de rocallas y hojarasca.
Se cierra el Presbiterio con una cúpula, en cuyas pechinas
aparecen representados: San Ginés de Arlés y
la Virgen imponiendo la casulla a San Ildelfonso, a ambos
lados del retablo y frente a ellas: la Virgen junto a la cruz
con Santa Gertrudis y la Virgen llevando de la mano a Jesús
Niño. Estas pinturas fueron realizadas, según
reza su inscripción en 1774 y a devoción de
los donantes que en ellas se refiere. |