Una
vez en la Santa, un camino adoquinado con amplias baldosas
nos introduce, después de atravesar una triple arcada,
en el recinto del Santuario. En este espacio el sonido del
correr del agua, el trino de los pájaros y una agradable
vegetación nos ofrecen serenidad y equilibrio. Se encuentra
el viajero, entonces, en el atrio, espacio a donde abre su
acceso principal la ermita de Santa Eulalia. En el centro
del mismo se encuentra una fuente cubierta de vegetación.
Cerrando el atrio por la derecha aparecen las llamadas «casas
del Corredor de Santiago», viviendas remodeladas recientemente
y que conservan todo el sabor de deliciosos alojamientos rurales.
A la izquierda del atrio encontramos las construcciones que
componen el núcleo de un moderno y cómodo complejo
hotelero.
Abrazando
la ermita aparecen una serie de edificaciones que desde sus
orígenes fueron utilizadas por los hermanos de la Santa,
ermitaños que estaban al cuidado de este eremitorio,
como vivienda, también por el clero y miembros del
concejo. En la actualidad tienen diversos usos (museo, tienda
de recuerdos y artículos religiosos, Oficina de Información
del Paraje, casa del «santero»,...) |