Ayuntamiento de Totana

(12/09/2001)

El alcalde de Totana, Alfonso Martínez Baños, asistió como invitado a la cena organizada por la Peña Rociera de la localidad, en donde le hicieron entrega de diversos recuerdos de la visita realizada a la ciudad francesa de Mortagne Au Perche, donde participaron en representación de Totana y de España, en el Tercer Mundial del Asno. A lo largo de la cena intercambiaron experiencias de esta visita realizada el pasado mes de agosto, donde además del Coro Rociero totanero también participó el ceramista de la localidad "El Poveo".

Se trata del tercer año consecutivo que, esta ciudad normanda acoge el Mundial del Asno, organizado por la Asociation de L´Ane, en la que han participado además de las razas autóctonas, burros procedentes de otros países como España, Irlanda o Italia. España participó en calidad de invitado de honor y, representando a nuestro país una delegación ruteña de miembros de ADEBO ( asociación para la defensa del borrico), y el coro rociero de Totana, que se encargó de amenizar el festival en diversas ocasiones con las típicas sevillanas. Además, en representación de España hubo un stand que recogió productos típicos de la Región de Murcia, tales como las naranjas, uvas, embutidos o la cerámica de "El Poveo", ceramista de Totana que, realiza una cerámica popular pintada a mano con técnicas que se remontan a primeros de siglo y que se caracterizan por utilizar el burro como motivo decorativo en muchas de sus piezas. Como curiosidad, cabe resaltar la existencia de un paralelismo gastronómico entre ambas localidades, Rute y Totana, ya que en esta última localidad, desde tiempos remotos inmemorables se elabora la "Mantellina·", licor típico fruto de mezclar la miel con el limón murciano, la canela y el anís seco de Rute. Por otro lado, y haciendo los honores de país invitado, la delegación española organizó una paella para 200 personas y unos bailes típicos. En este sentido, las diversas actuaciones del Coro Rociero de Totana, que pudo en pie a todo el auditorio con su buen hacer y calor humano, provocaron que la pista de baile del pabellón de deportes cercano al hipódromo, acabara invadida por un centenar de bailarines espontáneos franceses.